El amor en cualquiera de sus formas es el motor para crear grandes relaciones, grandes instantes y grandes personas.
Un día hicimos una sesión de novios para una hermosa pareja y Arturo era el maquillista de la novia, nunca nos imaginamos que aquel día iniciaríamos juntos una gran aventura.
Pasaron los días y Arturo me contó que pronto se casaría con Pedro, el hombre ideal para compartir el resto de su vida. Me comentó que una de sus más grandes ilusiones era tener fotografías espectaculares del día de su boda ya que sería el mejor recuerdo e importante de ese día irrepetible. Quería que yo fuera su fotógrafo de bodas porque le gustó, en todos los aspectos, el trabajo que en su momento había hecho con aquellos novios que también fueron sus clientes (con el servicio que él ofrece).
Agendamos la fecha de su boda y sinceramente me causaba mucha emoción poder ser parte de una boda más con una pareja tan alegre, divertida y muy amorosa.
Días anteriores a su boda convivimos con ellos, creamos un gran lazo de amistad y confianza para que en conjunto pudiéramos obtener imágenes espectaculares de su gran día.
El día tan esperado llegó y simplemente fue maravilloso. Arturo y Pedro tienen esa chispa que a todos encanta y que los hace ser una pareja inigualable. Y como era de esperar, en el día de su boda el amor fue el elemento constante que no faltó en un solo momento.
Fotos: Cortesía Davo Montiel
Davo Montiel
www.davomontiel.com
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